El pensamiento binario y su “imposibilitación”

Tengo la teoría de que en el mundo occidental el capitalismo nos ha acentuado a niveles obscenos la tendencia a la comodidad hasta el mínimo esfuerzo. Todo el mercado está orientado a calmar nuestra ansia porque nuestras tareas conlleven el mínimo esfuerzo hasta tal punto que incluso pensar nos cueste. Aunque a la vez sea por la obsesión de ganar tiempo “para ti”, teniendo una sensación constante de agotamiento, cuando a ese tiempo de descanso lo cubrimos con un sin fin de estímulos que nos llenan de actividad la cabeza (redes sociales, titulares de actualidad al peso, compras, contenidos wellness,…) volviendo a repetirse la espiral. Y diría que es este el motivo de nuestra tendencia hacia la valoración únicamente de las cosas y sus contrarias, especialmente en política. El tener únicamente dos opciones nos facilita nuestro (no) pensamiento, solo tenemos la nuestra y la contraria. Y el caso es que casi matemáticamente parece imposible que aún valorando que de cada cuestión política (entendiendo el término como lo que compete y acontece al ciudadanx) solo existieran dos posturas contrarias, la combinatoria de éstas solo diera como resultado dos opciones. Es por eso que al final no me parece una cuestión de pensamiento sino de la cultura de la política como confrontación y de la necesidad de catalogación de las cosas en el mínimo número de posibilidades –de paso, ya conocidas– para saber rápido quién es “mi otrx” y nunca demostrar duda (expresión de vulnerabilidad, otro temón).

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Nuevas identidades y unidades familiares